miércoles, 6 de marzo de 2013

METODOLOGÍA




Nos basamos en la metodología de José Antonio Fernández Bravo.

A continuación exponemos las líneas principales de esta metodología:

ESCUCHAR AL NIÑO:
Teniendo presente, y en todo momento, su espontaneidad, que habrá que conducir o recoger adaptándola, como medio, a la actividad que estemos desplegando. Tal conducción o recogimiento obligará al profesor a extender la actividad, a resumirla o a crear otras intermedias. En definitiva, a tener en cuenta que los imprevistos de las respuestas del aula no son obstáculos, sino caminos abiertos a los que hay que dar forma en función del objetivo (Fernández Bravo, 2006-17)
Hay que escuchar al alumno teniendo en cuenta que:

        Que las respuestas que obtenemos no coincidan con las que esperamos implica simplemente discrepancia entre la enseñanza y el aprendizaje, y no significa en modo alguno que el niño no razone.

        El niño nunca responde por azar, si no ha sido intimidado.

        El niño nunca quiere fallar o hacerlo mal, si no ha sido irritado.

        Ni existe, ni existirá método alguno de enseñanza superior a la capacidad de aprendizaje de la mente humana.

         EL PROFESOR TIENE QUE…


        Observar las respuestas de los niños sin esperar la respuesta deseada.

        Permitir, mediante y ejemplos y contraejemplos, que el niño corrija sus errores.

        Evitar la información verbal y las palabras correctivas: "Bien", "Mal", o formulaciones con la misma finalidad.

        Respetar las respuestas, conduciendo, mediante preguntas, el camino de investigación que ha propuesto el sujeto.

        Enunciar y/o simbolizar la relación, estrategia, estructura lingüística o procedimiento que se estén trabajando con la nomenclatura correcta, después, y sólo después, de su comprensión.


           EL ALUMNO TIENE QUE…

        Ver su trabajo como un juego.

        Dudar sobre lo que está aprendiendo.

        Jugar con las respuestas antes de escoger una de ellas.

        Tener la completa seguridad de que no importa equivocarse.

        Conquistar el concepto; luchar por su comprensión.

        Dar explicaciones razonadas.

        Trabajar lógica y matemáticamente.

        Transferir los conocimientos adquiridos a otras nuevas situaciones.
Bibliografía:

Fernández Bravo, J. A.  Didáctica de la Matemática en la Educación Infantil (4ª Ed.). Grupo Mayeútica. Madrid. 2008.


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