Nos basamos en la metodología de José Antonio Fernández
Bravo.
A continuación exponemos las líneas principales de esta
metodología:
ESCUCHAR AL NIÑO:
Teniendo presente, y en todo momento, su espontaneidad, que
habrá que conducir o recoger adaptándola, como medio, a la actividad que
estemos desplegando. Tal conducción o recogimiento obligará al profesor a
extender la actividad, a resumirla o a crear otras intermedias. En definitiva,
a tener en cuenta que los imprevistos de las respuestas del aula no son
obstáculos, sino caminos abiertos a los que hay que dar forma en función del
objetivo (Fernández Bravo, 2006-17)
Hay que escuchar al alumno teniendo en cuenta que:
•       
Que las respuestas que obtenemos no coincidan
con las que esperamos implica simplemente discrepancia entre la enseñanza y el
aprendizaje, y no significa en modo alguno que el niño no razone. 
•       
El niño nunca responde por azar, si no ha
sido intimidado. 
•       
El niño nunca quiere fallar o hacerlo mal, si
no ha sido irritado. 
•       
Ni existe, ni existirá método alguno de
enseñanza superior a la capacidad de aprendizaje de la mente humana. 
         EL PROFESOR TIENE QUE…
•       
Observar las respuestas de los niños sin esperar
la respuesta deseada. 
•       
Permitir, mediante y ejemplos y contraejemplos,
que el niño corrija sus errores. 
•       
Evitar la información verbal y las palabras
correctivas: "Bien",
"Mal", o formulaciones con la misma finalidad. 
•       
Respetar las respuestas, conduciendo, mediante
preguntas, el camino de investigación que ha propuesto el sujeto. 
•       
Enunciar y/o simbolizar la relación, estrategia,
estructura lingüística o procedimiento que se estén trabajando con la
nomenclatura correcta, después, y sólo después, de su comprensión. 
           EL ALUMNO TIENE QUE…
•       
Ver su trabajo como un juego. 
•       
Dudar sobre lo que está aprendiendo. 
•       
Jugar con las respuestas antes de escoger una de
ellas. 
•       
Tener la completa seguridad de que no importa
equivocarse. 
•       
Conquistar el concepto; luchar por su
comprensión. 
•       
Dar explicaciones razonadas. 
•       
Trabajar lógica y matemáticamente. 
•       
Transferir los conocimientos adquiridos a otras
nuevas situaciones. 
Bibliografía: 
Fernández Bravo, J.
A.  Didáctica de la Matemática  en la Educación Infantil 
(4ª Ed.). Grupo Mayeútica. Madrid. 2008.



 
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